Quisiera estar escribiendo esto cuando realmente se produjo/se fabricó/apareció en mi mente, pero la lluvia era intensa y mis pies ya aceleraban el paso hacia la pensión donde me hospedaba. Estaba retrocediendo, siguiendo la senda del río, mientras la lluvia intensamente hacía presencia. Me había preparado para el mal tiempo, sabía que me lo podía encontrar, pero en ese momento estaba diluviando. Al parecer es así cómo llueve aquí y mis manos empezaban a sentir como el frío quería colarse por todo el cuerpo. Las calles estaban casi desiertas, pero algunos desafiaban la lluvia en una especie de eterna guerra: hombre versus inclemencias del tiempo. El día de antes, sin ir más lejos, cuando nos aproximábamos a la ciudad, el comandante del vuelo informó de la temperatura y de que caía una "fina lluvia" sobre Berlín. Pero mi sorpresa fue ver cómo la gente de la calle esa fina lluvia no la tenía casi ni en consideración. Los niños salían con sus bicicletas, la gente hablaba por el móvil y las conversaciones seguían como si nada ocurriese... hasta que la cosa no se ponía fea, no acudían a reparo.
Volviendo al puente, al río, a la lluvia intensa. Tenía las manos congeladas e igualmente estaba disfrutando de la ciudad. Si una estación nos acoge a los "poetas" por cómo somos esta es el otoño y en ese momento me di cuenta de que Berlín es puro otoño. Todos me decían que no era una buena época para ver la ciudad y quizás no lo sea para el resto del mundo, pero su otoño es tal que me dejé llevar por sus hojas caídas, por el paseo bajo la lluvia cerca del río y los murales llenos de grafitis.
Desde hace algún tiempo sigo un poco el mundo de los grafiteros y su arte por las redes sociales, por eso también me llamaba la atención la ciudad. Y fue en esa zona del río durante el paseo que descubrí más artistas de los que luego pude llegar ver el resto de días en la ciudad.
La ciudad otoño seguía mostrándome sus recovecos, sus historias marcadas en el asfalto y la lluvia seguía insistiendo. Mis pasos ya no corrían, se relajaron, encontraron ese tempo que marcaba anacrónicamente la ciudad. Las postales mentales que podía entrever, eran fabulosas. Lluvia, pies mojados, hojas caídas, río, calles desiertas. Una estampa de lo más bucólica, de no ser que mi cuerpo empezaba a temblar, me hubiese quedado allí durante horas. Así, dejé este texto aparcado en mi cabeza (imposible recordarlo del todo), pero capté y almacené la idea principal del mismo. Lo expulso a latidos y a golpe de teclas en este momento.
caminatas, Alexanderplatz,
graffitis, tags,
el río,
asfalto muy mojado,
historias,
heridas,
cerveza y bratwurst,
pies empapados
así es mi otoño, en Berlín
Sigo caminando, otro día, por la ciudad y llego a Checkpoint Charlie. Allí están algunas de las viejas heridas y la ciudad me enseña lo que ha sido, de donde viene, aunque sus habitantes quieran saber más hacia dónde van. Restaurantes veganos desbordan las aceras con gente haciendo cola para comer en ellos, supermercados bio más comunes que los de "siempre". Lluvia y bicis, lluvia y niños en la calle, lluvia y gente paseando el perro, lluvia y gente trabajando en el exterior. Calles llenas de gotas y de rutina. Cementerios convertidos en parques, extraña sensación Poe "tica". Cuervos exageradamente negros rugen por toda la ciudad, pregoneros de ese pasado, de esas historias que aún humean en la ciudad herida.
Cementerios abiertos, mausoleos visitados por estudiantes y turistas, la gente quiere pasar página, pero el pasado se hace presente y el cuervo pregonero sigue haciendo su labor. Ahora, enmiendan rotos a base de respeto, tolerancia, cervezas artesanales, restaurantes veganos, bicis y no coches, niños sanos sin azúcares, etc.
Alemania quiere pasar página, tiene el presente salpicado de pasado, pero al mismo tiempo quieren ser futuro, quieren ser tendencia, alternativa racional a lo irracional del ser humano. A pesar de todo, hay que caer en las profundidades del ser para poder apreciar la luz, para tapiar ese pozo oscuro evolutivo donde la humanidad no se ha cansado de ir a por agua, durante siglos y siglos.
Aunque creo, que mientras los cuervos graznen "never more”, la ciudad, seguirá estando a salvo...* Alex [a-m]
*experiencias y sensaciones vividas durante un viaje de cinco días a la ciudad de Berlín, noviembre 2016.