Miedo

y ahora, qué hago
con todo ese miedo consumido
con todas esas horas
planificando la huida, la gran huida,
hacia ninguna parte

inmóvil, paralizado
cómo una estatua ecuestre
o la sombra fija de un árbol
qué únicamente
el sol, puede mover...

qué hago, con todos los devaneos
los versos sueltos
las fotos sin rostro
y las historias no compartidas

qué hago, con aquel vagón de metro
de tren, que ha acompañado
a mis lagrimas
y mis suspiros
al frío reflejo del cristal
emborronado
por el vaho...

y tantas horas de música
y lectura...
y poesía temblorosa

qué hago, con todas mis dudas
y versos,
que hago...

y al escribir, zanjo
al escribir, vuelo
al escribir, vuelvo
y me doy la mano

"detrás del miedo y el fuego,
está la vida".

el tren, llega a su parada y al chico, que tanto me gustaba, no le dije nada, de nuevo. ni siquiera me atreví a dejarle aquel papel con mi número, que tantas veces durante la semana había ensayado... y miro mis manos quemadas, me arrepiento de soñar... me arrepiento de anhelar... hay que ser humilde, a la gente humilde no se le permite  estos destinos, ni el de ser poeta, mucho menos, poeta… Tú, trabaja, aprende idiomas, viaja, todo se resolverá... pero una noche oscura, en una habitación cualquiera, vuelvo a aquel vagón. tendría dieciocho años, apenas nadie sabe que soy gay, ni yo mismo me lo creo. la vida a atormentado mi existencia casi desde el minuto cero. iba buscando un respiro y entonces,  “esto”, otra cruz más que llevar... en un pueblo pequeño... en una ciudad pequeña... en una mentalidad pequeña... y por eso, me guardo ese papel en el bolsillo. Me acuerdo perfectamente de la chaqueta amarilla de invierno que llevaba... amarilla... nunca pude comprarme una chaqueta que me gustara... hay que ahorrar... hay que escapar... hay que crear otras realidades... la de aquí, la de ahora, duele... mucho. soy incapaz de hacer otra cosa que esconder ese papel y escribir unos versos rotos por la noche, que nadie verá, que nadie escuchará y por el miedo, he perdido a mi yo de dieciocho años.

ahora, casi veinte años después, ya no huyo...
o eso me repito.

[a-m]